Aunque se suele tomar como punto de
partida del Land Art la década de los años 60 también es cierto que ya en 1955
se había presentado la obra “Earth Mound”, de Herbert Bayer, que tiempo después
se consideraría una temprana obra de Land Art. Además, aunque muy rompedor y
original, el Land Art se fija en las grandes infraestructuras que el hombre
construye en la faz de La Tierra desde los menhires y obras faraónicas hasta
las pistas de despegue, puertos y autopistas. Para el Land Art los límites del tiempo
son difusos, no ya tanto los del espacio.
Lo que el Land Art tiene de revolucionario
probablemente se lo deba a la coyuntura histórica bajo la que se desarrollaron
sus bases. Se trata de un momento conflictivo en el contexto mundial (Guerra de
Vietnam, Guerra Fría, Asesinato de JFK, llegada a la luna, construcción del
Muro de Berlín, medioambientalismo, discurso de Martin Luther King Jr.,
fundación de la Organización Nacional de la Mujer, Revolución Cultural en
China, etc.) que dará pié a la formación de una nueva conciencia y a la
incidencia y permanencia de esta en las sociedades industrializadas
contemporáneas. En términos ideológicos obtendremos el nacimiento del hipismo y
en términos artísticos el minimalismo.
Es precisamente a este movimiento artístico,
y más concretamente a los llamados Specific Objects, al que el Land Art debe
parte de su concepción. El quid de las piezas minimalistas, dice Michael
Lailach, radicaba en la novedosa ubicación en el espacio de las mismas, por
cuanto el espectador, privado de la ilusión de un espacio pictórico
perspectivista, se ve arrastrado a la inmediatez temporal y espacial de la
propia mirada. Las obras de arte minimalistas no tienen una orientación
perspectivista: carecen de un punto de contemplación concreto, no son
interpretables a partir de una perspectiva determinada.
Como lo hizo el minimalismo, también
influirían en el nacimiento y desarrollo del Land Art otras corrientes
artísticas anteriores a ambos como el futurismo (movimiento, paisaje
industrial), el dadaísmo (deambular, espacios banales, no-lugares) y el
situacionismo (visitas). La sencillez poética del Haiku japonés fue otra de las
fuentes de inspiración ideológica de muchos representantes del Land Art tal y
como hoy es entendido.
La aparición del Land Art aportó una nueva
dimensión en la representación artística, recuperó elementos de la iconografía
prehistórica y antigua y propuso otros nuevos. Gracias al ilusionismo de
algunos artistas y a la originalidad de otros la variante estética del paisaje quedó
francamente enriquecida.
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