La publicidad es un medio de comunicación que permite al espectador recibir información de forma directa, inmediata; pero para que ésta capte su total atención es necesario que el anuncio publicitario sea llamativo, impactante. Su temática e intención puede ser variada, pero la mayoría de ellos cuentan frecuentemente con la imagen de una mujer o un hombre, algún animal o lugar que visitar, muchos de ellos digitalizados por ordenador. Sin embargo, siempre existen anuncios diferentes que son los que realmente, y casi sin darnos cuenta, son los que más nos influyen, los que con mayor facilidad memorizamos. Y no nos damos cuenta. El Land Art llega también a estos medios de comunicación y muchos de nosotros ni lo hemos percibido, y aquellos que sí recuerdan haberse topado con ellos en su camino, tal vez no tuvieron la suerte de saber que, para llevarlos a cabo, se había tomado este movimiento artístico como inspiración.
Anuncios que, por la impresión o sensación, que transmiten, hacen que el espectador tenga facilidad para recordar, en el caso de las imágenes mostradas, esa marca de colonia o ese coche en concreto. Su atractivo hace que resulte interesante para el público, por lo que ha cumplido su objetivo. Sin embargo, la publicidad no sólo es utilizada como un agente transmisor de información que incita a la compra o a la fiesta, también es propio de ella cumplir un objetivo reivindicativo, demandante, que a través de imágenes con un signo mucho más agresivo nos haga abrir los ojos, exigir respuestas o causarnos ciertas dudas.
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